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¡Hasta donde vamos a llegar con nuestra locura por la protección!

Iba en el metro, ese lugar horrible que a mi tanto me gusta evitar. Encima del banco donde me senté había uno de esos diarios de distribución gratuita que pupulan por Barcelona y hacen por un lado que todo el mundo "lea" un poco más pero por otro llenan las calles de papeles y más papeles.

Imaginaba distraidamente la cantidad de árboles que tenían que ser talados para conseguir que los "ciudadanos" estuvieran al corriente de las noticias que la prensa "quería" divulgar para conseguir manipular la opinión pública... (creo que hoy estoy un tanto critica).

Abrí una de las páginas y me quedé sumamente asombrada por la noticia, decía así:

Un "halcón sin escrúpulos" se ha comido a mi canario

Sergio Cobas se llevó una buena sorpresa el sábado pasado, sobre las diez de la tarde, cuando tendía la ropa en su casa. El canario que hacía más de cuatro años que alegraba su balcón de un edificio del Carmelo no estaba. En su lugar "plumas y sangre". "Dos vecinas del edificio de delante me dijeron que un pájaro parecido a un águila había atacado la jaula. Estoy seguro que ha sido un halcón. Ya me habían avisado de que esto pasaba", explica "Las vecinas le tiraron pinzas al pájaro para evitar el ataque al canario". Sergio, que no se comprará un nuevo pájaro, esta pendiente de "poner una denuncia". Un canario cuesta entre 30 y 40 euros.
Desde 1999 la ciudad de Barcelona libera halcones como una "reintroducción de una especie salvaje propia con el objetivo de ganar biodiversidad" explican fuentes municipales.

Alguno estará pensando ¡bueno! ¿y que?, ¿que tiene que ver eso con la locura por la protección?

Vivimos con una intranquilidad constante, los medios de comunicación no paran de alertarnos de la inseguridad ciudadana y todas todas las agresiones que se reciben diariamente, pero contradictoriamente tenemos la tasa más alta en esperanza y calidad de vida de todos los tiempos.

Tenemos pajaritos enjaulados para que alegren nuestros balcones, pajaritos a los que hemos quitado su instinto de supervivencia y por eso no tienen más remedio que vivir en habitáculos que en ocasiones no superan diez veces su volumen, no puedo evitar recordar a mi querido Pichí.

Nuestra locura por la protección de "papá" Estado reflejada en la idea que tiene Sergio de poner una denuncia por un halcón se ha comido a su canarito nos enseña como damos más valor a lo que nos cuesta un ser vivo (en este caso 30 o 40 euros) que a la vida en si misma.

Esa vida que permite que los halcones cacen, claro que nosotros somos superiores a la naturaleza y a la vida y por ello no vamos a permitir que ningún ser vivo que nos moleste y trastoque nuestra tranquilidad pueda subsistir. Canarios enjaulados que cantan ¿alegremente? y nos deleitan con sus colores SI, halcones "salvajes" que nos privan de disfrutar lo que hemos pagado con el sudor de nuestra frente NO.

¡Hasta donde vamos a llegar con nuestra obsesión y locura por el apego a las cosas materiales! Vivimos en un mundo totalmente paranoico pero para preservar nuestra integridad les llamamos locos solo a aquellas personas que han sido diagnosticadas por un psiquiatra. Vivimos en un mundo donde todo tiene que estar en su lugar, bien encasillado, enjaulado... y al decir "salvaje" estamos insultando.

¿Estamos tan miopes que no podemos ver que esta obsesión por lo artificial, por el orden y por el exceso de protección nos va a llevar sin remedio a nuestra propia destrucción?

Y ahora alguien pensará: *pero que exagerada que es", cada cual que opine por si mismo.


1 comentarios:

Es tremendo sí, es muy cansino todo eso, el globo materialista en el cual nos tienen inmersos...y si te digo la verdad es que ya paso de periódicos y de telediarios así no me traumatizo con semejantes cosas =)

Un cordial saludo y molt bona la musiqueta.

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