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¡Han "RENACIDO" mis hijitos!

Mi blog abandonado... lo siento... igual que siento como me he estado olvidando de mi...
Han cambiado tantas cosas desde principios de septiembre, todo lo que estaba seguro y asentado dentro de mi se ha vuelto del revés... y lo que estaba inseguro y sin evolucionar se ha quedado estancado.

Entre el 11 y el 14 de septiembre de este año nacieron mis dos hijos (bueno, renacido), es una oportunidad fantástica que me ha brindado la vida, una oportunidad para recomponer temas atrapados en el pasado y que se habían quedado ahí, en el olvido.

Releyendo las líneas anteriores me imagino que no debéis entender absolutamente nada ¿cómo renacen dos hijos?... ahora a lo mejor ya os estoy dando alguna idea.

En realidad mis bebes tienen ahora 19 y 21 añitos pero casi tres años que no vivían conmigo, problemas muy importantes hicieron que cada uno de nosotros debiera emprender un camino diferente al del resto.

Pero esa ruptura aunque necesaria y casi obligada fue también muy traumática, no voy a entrar en detalles para no cansaros porque casi podría escribir otro libro con todo lo que aconteció, y muchas cosas se fueron quedando en el camino, sin superar, sin solventar, sin dejarlas crecer, sin... ¿vivirlas?.

Este año, a principios de enero, había retomado el control de mi vida, había empezado a eliminar muchos fantasmas y me había formado mi pequeño y particular mundo.



Me instalé con mi perrita Kira en un “pequeñín pisito” (y no exagero) que arreglé y decoré con todo mi cariño y a pesar de la falta económica que me ha caracterizado durante estos últimos tiempos me sentí muy satisfecha de mi obra cuando la terminé.
Hice nuevos amigos y volví a relacionarme con personas muy diferentes, incluso me atreví a mantener alguna pequeña relación de ¿novietes?.
Busqué, elegí y obtuve un trabajo donde me siento cómoda con un horario que me permite dedicarme a mis vocaciones.
Edité este blog y la web acerca de mi libro.
Inicié un proyecto de negocio en Internet con una persona fantástica para lo cual he dedicado horas y horas a formarme en programación.
Aprendí a bailar salsa y hasta participé en una exhibición.
Me adapté y hasta disfruté del hecho de vivir sola... y sobre todo retomé la sensación de sentirme “a gusto” conmigo misma.
Como os decía a medidos de septiembre mis “nuevos” hijos renacieron en mi vida y se instalaron en mi hogar, han pasado solo quince días desde entonces pero mi sensación es que hubiera transcurrido dos o tres años por la intensidad de las emociones.

Un cóctel de alegría, felicidad, compartir espacios, amor, sentirse querido y hacer que el otro se sienta querido, con reapertura de viejas heridas, sentimientos de culpa, exceso de querer que todo funcione bien, miedos y fantasmas pasados, al que se añadían pequeñas dosis de adaptación física a los espacios (reducidos por cierto), comidas, cenas, lavadoras, organización de limpieza, horarios diferentes, búsqueda de nuevos trabajos para mis hijos (por el cambio de población), nuevas actividades de ocio... uf... seguro que se me olvidan cosas.

Ahora, intentando encontrar espacio para mi misma y mis necesidades... pero que nadie se preocupe, me siento “genialmente” bien dentro de este remolino, saboreando este cóctel agridulce.

¡Cuantas vueltas da la vida!

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