Ha llegado a mis manos un cuento, un cuento simpático y muy aleccionador, al finalizar su lectura una gran sonrisa se ha dibujado en mi rostro y los pensamientos que me han evocado me han sugerido este post:
Hace ya un tiempo que intento fluir en mi vida, una de las cosas que sin saberlo me han ayudado es ayudar o participar en la solución de cuestiones ajenas.
Desde bien pequeña que lo hago, antes, mucho antes de que mi ego se desarrollara. He dudado durante mucho tiempo si estas actuaciones mías me traían buenas o malas consecuencias ya que me he encontrado de todo.
En un momento determinado de mi vida me encontré tan sumida en "solucionar los problemas de los otros" que parecía una peonza al son de los que otros bailaban, fue una etapa de exceso de actuación hacia los demás que posteriormente he ido graduando. Al final comprendí que el problema no era "lo que hacía" sino más bien "el por qué lo hacía".
Cuando era pequeña no había un por qué, lo hacía sin mas. Todo iba bien.
Posteriormente con el crecimiento del ego en mi vida, o sea cuando iba creciendo y aprendiendo en sociedad, lo hacía bajo una identidad creada fruto de mis experiencias de "defensora de los pobrecitos" (en el amplio sentido de la palabra).
Pasada la etapa de inconsciencia fui observando y viendo que mis intentos de desprerme de esta identidad, (y de paso sacarme de encima las desagradables situaciones en las que me encontraba metida después de "solucionar los problemas ajenos") se veían tapados por una emoción nada agradable: la culpa (si no ayudaba).
Ahora eliminado el sentido de culpabilidad y eliminada esa identidad, continuo haciendo lo mismo, pero ahora, quizás con otra medida y sobre todo fruto de que cuando hago algo, lo hago por nada, lo hago sin más (como cuando era pequeña).
El resultado, han desaparecido de mi vida las "malas" consecuencias de mis actos de ayuda y colaboración ante problemas ajenos, soy capaz de discernir entre lo que me piden y lo que yo creo que me piden. Eso me permite no entrar a saco en todos los problemas ajenos y fluir con las soluciones cuando alguien realmente quiere una solución.
Os dejo aquí ahora el cuento, quizás a alguien le sirva:
EL RATON Y LA RATONERAUn ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete. Pensó qué tipo de comida podía haber allí... pero quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera (Trampa para ratones).Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos: "¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!" La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levanto la cabeza y dijo: "Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, mas no me perjudica en nada, no me incomoda."El ratón fue hasta el cordero y le dice: "¡Hay una ratonera en la casa, una ratonera!". Pero éste le contesta: "Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.".El ratón se dirigió a la vaca, y ésta le dijo: "¿Pero acaso, estoy en peligro? Pienso que no".Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero. Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado.En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapo la cola de una cobra venenosa y ésta le mordió a la mujer.El granjero la llevo inmediatamente al hospital. Al cabo de unas horas, volvieron a la casa pero la mujer seguía con fiebre.Todo el mundo sabe que para alimentar a alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. El granjero agarro su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina.Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mato el cordero.La mujer no mejoro y acabo muriendo.El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que como no es tuyo no le prestas atención, piénsalo dos veces.El que no vive para servir, no sirve para vivir.
1 comentarios:
Increíble reflexión, que cuento tan sabio! todo ello demuestra una sóla cosa: que todos formamos parte de una sóla cosa, del Conjunto., Viendolo así en perspectiva, los "grandes" problemas cotidianos se transforman en pequeñeces.
1 Saludo!
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